Refranes, una forma de perder la discusión con estilo
¿Alguna vez has dicho una mentira que suena bien y por sonar bien nadie se da cuenta que es una mentira?, si es así entonces probablemente hayas creado un refrán.
Un refrán es una frase que te dice alguien, generalmente mayor que tú, cuando está perdiendo la discusión. Así como cuando de niño jugabas “piedra, papel o tijera” y no faltaba el tramposo que doblaba raro los dedos y te decía “ese es Dios, él le gana a todo”.
Generalmente cuando me dicen un refrán, no lo entiendo, la persona tiene que explicarme que me está tratando de decir y una vez se explica mejor me queda una interrogante en la cabeza: ¿por qué no me dijo eso desde un principio en vez de marearme con sinsentidos?, nos hizo perder tiempo a los dos y lo que dijo inicialmente no tiene nada que ver con la explicación.
La excusa para lo absurdo que son algunos refranes es que uno no debe interpretarlos literalmente, pero eso tampoco es cierto, vamos a analizar algunos ejemplos:
“Más sabe el diablo por viejo que por diablo”
¿Nunca han conocido a un viejo ignorante? Yo en mi vida me he encontrado a más de un viejo güebón, quienes usualmente quieren que me cale sus güebonadas porque son viejos y ellos “saben”. Quizás este dicho se refiera a que es mejor darle la razón a un viejo necio, antes que ponerse a discutir con él.
“Guerra avisada no mata soldado”
La favorita de las maestras, el único soldado que se salva es el que se quedó dormido el día de la batalla. Las maestras lo utilizan para reclamarte atención, debido que lo que te están explicando supuestamente va a ir para el examen, pero todos sabemos que para el examen va a ir todo lo que no te estudiaste.
“Cachicamo diciéndole a Morrocoy conchudo”
¿Qué carajo es un Cachicamo?, después no quieren que los llamen campurusos.
Los refranes no son más que una forma de confundir a la persona con la que estás hablando, con el solo fin de hacerla creer que uno es más inteligente y sabio de lo que es.
Son utilizados cuando la discusión está perdida, siguiendo aquella bella premisa por la cual se guían los profesores de física, “confunde y vencerás”.